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Hay una nueva noticia en la web de Save the Children que queremos compartir contigo. Recuerda que si conoces a alguien a quien le pueda interesar, puedes reenviarle este email.
Lugares comunes, lugares distintos. Niños y niñas migrantes
El 21 de mayo es el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.Aunque las motivaciones y las circustancias de la migración pueden ser distintas, no caben distinciones en lo que se refiere al respeto de sus derechos.
El tránsito de niños y niñas por todo el mundo ha pasado a ser un fenómeno enormemente importante y, sin embargo, sumamente invisible. Millones de niños y niñas se trasladan de un lugar a otro, tanto dentro de su país como hacia otros países, con o sin sus padres. Forman parte del movimiento global de población que está teniendo lugar actualmente en muchas partes del mundo. Esta tendencia se ha establecido para continuar durante las próximas décadas, empujada por la presión económica, los conflictos violentos, los estados fallidos, desastres naturales y las presiones medioambientales y de recursos, con el cambio climático a la cabeza.
Y sin embargo, a pesar del elevado número de niños y niñas afectados por esta tendencia, las necesidades e intereses de estos niños “en tránsito” apenas son contemplados en los principales debates tanto de protección como de migraciones. Como consecuencia de ello, la mayoría de los gobiernos e instituciones han fracasado a la hora de desarrollar políticas efectivas para ayudar a los niños y niñas más vulnerables. Porque, a todas luces, los niños y niñas migrantes, especialmente aquellos que se mueven sin sus padres, son mucho más vulnerables frente a la explotación laboral y sexual, el abuso y la violencia. Como resultado de su vulnerabilidad, la discriminación que experimentan y su estatus de “recién llegados”, se enfrentan además a numerosas barreras a la hora de acceder a servicios básicos, principalmente, la educación y la atención sanitaria.
La especial vulnerabilidad de los menores no acompañados
Un niño puede decidir huir de su país por diferentes motivos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las razones que les llevan a dejar sus países, sus familias y su entorno, están motivadas por una situación de necesidad o de falta de protección. En 2009, un total de 10.960 menores no acompañados solicitaron asilo en los 22 Estados miembros de la Unión Europea (todos excepto Rumanía, Polonia, República Checa, Dinamarca y Francia). Ello supone un incremento del 13% respecto del año anterior aunque hay que tener en cuenta que esta cifra sólo incluye a los solicitantes de asilo, dejando fuera los miles y miles de niños y niñas que se encuentran en situación totalmente irregular. Los procesos de tramitación de residencia de estos menores o su repatriación (práctica más habitual entre los países europeos) suelen extenderse ampliamente, exponiendo a estos niños a una extraña situación de “retención”. A principios de este mes, la Comisión Europea presentaba su plan de acción sobre los menores inmigrantes no acompañados, exigiendo una agilización en la toma de decisiones con respecto a su situación y, en concreto, se refería a que los menores no deberían estar retenidos durante un plazo superior a los seis meses. En España aunque, según en la Ley de Extranjería, la Administración dispone de un máximo de nueve meses para proveer al menor de un permiso de residencia, la tónica general es que este período se extienda.
En nuestro trabajo con menores no acompañados, una de nuestras máximas reivindicaciones ha sido que los niños no sean tratados como inmigrantes sino que, por encima de todo, se les trate como niños. En el plan de la Comisión, además de insistir en este punto, se recoge también un conjunto de medidas comunes sobre la prevención, recepción, guarda legal, reunificación familiar y determinación de la edad de los menores, un asunto difícil porque muchos llegan sin ninguna identificación.
La percepción de los niños y niñas inmigrantes
Al mismo tiempo en muchos casos, la migración de los menores, su traslado permanente o temporal a otros países, se produce en condiciones de seguridad, junto a sus padres o familiares. Los niños pasan a formar parte de una nueva sociedad y se produce el encuentro con otros niños y niñas exactamente iguales que ellos y totalmente distintos. No cabe duda que el país de origen marca la cultura, la forma de relacionarse e, incluso, la forma de construir la realidad de los niños y niñas, de todos nosotros en definitiva. Y es precisamente en estos aspectos y en este momento de la vida donde debe trabajarse para que el encuentro se produzca en la mejor de las maneras, evitando situaciones de rechazo o aislamiento.
Desde el año 2005, trabajamos de manera específica para proteger los derechos de los niños y niñas afectados por los procesos migratorios, tanto en su país de origen como en su destino, y para sensibilizar sobre su realidad. En un informe que publicábamos recientemente, analizamos la percepción que distintos grupos de niños y niñas españoles tienen sobre los niños y niñas inmigrantes (el estudio se hizo entre grupos de niños y niñas entre 10 y 16 años de la Comunidad de Madrid, Catalunya y la Comunidad Valenciana).
Del informe se deduce, entre otras conclusiones, que en general, los niños y niñas mantienen relaciones basadas en la amistad, con criterios de selección en los que prevalecen la edad y el género por encima de criterios de carácter nacional. Sobre todo en edades inferiores, los niños y niñas no identifican a sus compañeros o compañeras por su origen, ni éste su principal criterio de agrupamiento.
A menos edad, menos prejuicios
Según el estudio, los niños y niñas de primaria no clasifican su entorno a partir de la procedencia o nacionalidad. Sin embargo, según se hacen mayores es más frecuente encontrarse con que identifican en mayor medida a las personas en función de criterios de nacimiento u origen. En el apartado cuantitativo, los grupos de Secundaria tienen percepciones algo más negativas que los de primaria, excepto en casos puntuales como por ejemplo el ítem racismo.
No cabe duda de que en esa construcción de la realidad, el papel de los adultos del entorno y de los medios de comunicación, es determinante. Los niños y las niñas son agentes sociales que incorporan a sus percepciones y prácticas elementos producidos en la relación con su contexto familiar, educativo y social.
En el informe encontramos otras conclusiones sobre la percepción de los niños y niñas inmigrantes que nos confirman en la idea de que la convivencia y el diálogo intercultural es un trabajo de todos que se construye día a día. Incluso ahora mismo, leyendo esta noticia.
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