sábado, 10 de abril de 2010

♣ EDUCACIÓN TRANSFORMADORA Y SU COMPROBACIÓN

http://caobacii.blogspot.com/

Carlos VillacortaValles.
Forjando la educación transformadora

¿CÓMO SE COMPRUEBA UNA EDUCACIÓN TRANSFORMADORA?

La comprobación del trabajo educativo transformador se da en las actitudes y cualidades positivas y manifestaciones conductuales adecuadas de los estudiantes, en diferentes y diversas oportunidades, cuando están solos o en presencia del maestro. Por ejemplo a la hora del recreo, en las excursiones, en su casa, con sus hermanos, sus padres, sus visitas, sus vecinos, sus amigos, en fiestas, en el cine, con sus demás compañeros, los demás maestros, las autoridades, etc. Aquí no se mide con notas, es un reporte de los avances cualitativos serios y sinceros elaborados por los propios estudiantes. Comprobado posteriormente, en forma discreta, por el maestro. Para luego ser traducidos en una nota cuantitativa lo más aproximadamente posible a la cualitativa. Y, posteriormente para corregir los errores comunitariamente; aprendiendo de ellos y fortalecer y consolidar los logros.
Esta práctica se debe convertir en una decisión, una aspiración y hábito contundente del estudiante; lo que estaríamos logrando su transformación. Para que lo aprendido se convierta en hecho cualitativo o la instrucción se convierta en educación, debe llevar al niño y al joven a ser otro, superior, y sobre todo llevarlo a la transformación de su realidad. Incorporar el conocimiento a nuestro comportamiento cotidiano para ser mejor, es parte importante de la educación transformadora. En teoría existe este llamado, pero, nadie lo cumple. Algunos lo utilizan como catarsis al incumplimiento. Nuestro pueblo necesita de su cumplimiento, necesitamos de la transformación estructural. Necesitamos urgente una sociedad superior.

Forjemos una escuela que mueva la conciencia de transformación hacia la libertad y la conquista de una sociedad superior. Forjemos una escuela que desarrolle la vida comunitaria, aprenda y enseñe a transformar el mundo; es la única defensa que tenemos en contra de la apropiación privada e individualista de la producción de millones de hombres.

Sigamos creyendo en una escuela solidaria y comunitaria que cultive en nuestros niños y jóvenes el inmenso sueño de aprender y enseñar el cálido amor a la humanidad.

En ese sentido, el alumno no se transforma solo, necesita que los demás estén en el mismo camino, por tanto, el maestro, necesita también coordinar con los demás maestros para el trabajo en colectivo, comunitario; si esto no existe, el trabajo individual se debilita y el logro de transformación es mínimo y a veces se pierde. Se transforma en individualismo.

Para el logro de una transformación efectiva del trabajo educativo, se necesita la participación voluntaria, comunitaria y sincera de cada maestro de una institución educativa y fuera de ella. Aquí es cuando se choca contra el sistema, porque incluso, increíblemente hay maestros defensores del sistema en forma activa y otros que son pasivos, comúnmente los indiferentes.

La función primordial del sistema actual o más propiamente de la educación capitalista, es el perfeccionamiento de los procedimientos individuales; forjando un sujeto individualista y egoísta.

Por esta razón, los objetivos han sido cambiados por competencias. Entonces se da la confrontación de lo colectivo y lo individualista y surge la necesidad imperiosa de que toda transformación pequeña, sectoral, regional y nacional, deben estar en función de la transformación del sistema en su conjunto. Combatir el espíritu individualista.

A este trabajo, posiblemente se dediquen los maestros de mayor cultura, elevado nivel intelectual y pensamiento científico, los que tengan ya interiorizado en forma consciente la necesidad de una Sociedad Superior. En todo caso los maestros de espíritu bondadoso que quieran seguir aprendiendo el pensamiento científico, el método dialéctico. Esta es la meta más grande a la que contribuye el trabajo educativo transformador en el sistema actual. Y, ésta debe ser la meta y aspiración de todos los maestros.

Por tanto, el maestro no sólo debe manejar bien la labor de enseñar los contenidos, sino, fundamentalmente manejar bien la técnica de la labor educativa, una preparación moral consciente donde prime lo colectivo, teniendo en cuenta principalmente como viven nuestros estudiantes y qué tipo de sociedad o sistema nos envuelve y condiciona. Así empieza la metodología del trabajo de educar para transformar. Y, como puede comprenderse está aparejada al trabajo de enseñar e instruir. Siendo lo fundamental el de educar.

Una educación para la transformación no lo vamos a encontrar solamente en los libros, fundamentalmente lo vamos a extraer de la realidad. Y, la realidad es la estructura productiva (economía) como base material del desarrollo y la superestructura como base espiritual compuesta por la política, ideología, cultura, educación, arte, literatura, religión lucha de clases, etc.

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