lunes, 1 de marzo de 2010

♣ CALIDAD EDUCATIVA SÓLO EN UNA MINORÍA PRIVILEGIADA

Crecen las brechas en la calidad educativa por culpa del capitalismo liberal.

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Educación pendiente. El acceso ha mejorado, pero con el avance de la escuela privada, el estancamiento de la pública y el rezago de la rural las diferencias de oportunidades se incrementan

Un día, mientras el investigador Santiago Cueto indagaba en las alturas de Puno porqué los niños de zonas rurales abandonaban la escuela, la respuesta de un niño desbarató el mito de que la deserción fuera por dejadez. El padre del menor había fallecido y la hermana enfermado. La madre era mayor, entonces él —que “ya era grande”— comenzó a trabajar. Los profesores le habían perdido el rastro a este alumno a pesar de que tenía buenas calificaciones. “La escuela no asume responsabilidades de seguimiento o acompañamiento”, dice el investigador, que desde el 2002 coordina en el Perú el proyecto Niños del Milenio, un programa que a través de entrevistas analiza las causas y las consecuencias de vivir en situación de pobreza.
La escuela pública es —a pesar de que muchos de sus indicadores, como el acceso universal a la educación, han mejorado notablemente— todavía demasiado distante con el estudiante. La indiferencia genera desigualdad.

CON MENOS OPORTUNIDADES

Mientras los promedios nacionales del Ministerio de Educación muestran resultados optimistas y alentadores, silenciosamente otras brechas se acentúan: calidad y oportunidad. “El gran tema en el Perú es la iniquidad asociada a tres características arraigadas: vivir en zonas rurales, hablar una lengua distinta del castellano y la situación de pobreza. Las oportunidades que tienen los menores con estas características para acceder a programas de calidad educativa son nulas”, dice Santiago Cueto.

El censo nacional del año pasado hace evidente esta brecha: mientras que en los colegios del Estado solo el 17% de los estudiantes logra aprender lo que le corresponde a su grado, en los colegios no estatales (particulares) este porcentaje se incrementa a un 43%. 

“Y dentro de este grupo, los que tienen peor rendimiento escolar son los menores de lengua indígena amazónica”, precisa Hugo Díaz, miembro del Consejo Nacional de Educación (CNE). Un reporte de la Unesco, también del 2009, revela que en el Perú solo el 10% de los estudiantes indígenas asiste a escuelas con profesores que hablan su idioma natal.

“Lo que nosotros estamos viendo en Niños del Milenio es que la brecha en atraso escolar entre los que hablan castellano y los que no lo hablan se amplía con los años, el tema es la iniquidad y eso es lo que no se está resolviendo”, insiste Santiago Cueto.

PENETRACIÓN PRIVADA

Irónicamente a lo que refleja la calidad educativa, el Perú es uno de los países con mayor número de colegios: 92.631, en teoría 18 estudiantes por aula. Certeza verificable: cantidad y calidad no van de la mano. En Chile, por ejemplo, que tiene la mitad de alumnos que el Perú, hay 10 mil escuelas; Argentina y Colombia tienen más escolares pero tienen entre 40 mil y 50 mil colegios.

¿Necesitamos más colegios? “Yo creo que no”, dice Cueto. “Están aumentando los colegios privados, la población tiende a mantenerse. Se tiene que hacer una planificación a largo plazo sobre la cantidad de profesores que se van a tener, las aulas que se van a necesitar, eso tiene que estar claro”, dice Cueto. Pero que no se necesite más colegios no significa que no se necesite más dinero.

El número de colegios privados ha crecido proporcionalmente a la pérdida de la calidad de la escuela pública. En todo el país uno de cuatro alumnos acude a una escuela particular. En Lima el porcentaje de privados representa el 80% del total de colegios.

Con la mejora de los ingresos salariales en una parte de la población, las expectativas de los padres de familia se trasladan hacia la escuela privada. Como consecuencia de ello, las grandes unidades escolares han visto mermada su población. “Las UGEL siguen creando a diestra y siniestra colegios a pesar de que la población no crece”, cuestiona Díaz.

GRANDES DIFERENCIAS

Para Hugo Díaz hay tres tipos de colegios privados: los exclusivos, que cumplen incluso estándares internacionales, los laicos y religiosos cuya pensión se encuentra entre 500 y mil soles, y un tercer grupo, el mayoritario, que sobrevive con menos de 120 alumnos y cuya calidad educativa no necesariamente está garantizada.
En los últimos años se viene incrementando también el número de ingresantes a las universidades públicas provenientes de colegios particulares. Sin embargo, los que ingresan a la carrera de Educación pertenecen en promedio a los sectores económicos más pobres, y “generalmente son jóvenes que han tenido una escolaridad de baja calidad, entonces, por más esfuerzo que se haga no se logra compensar el déficit”, dice Hugo Díaz. “ El sistema no logra equiparar oportunidades, mantiene las diferencias”, insiste Santiago Cueto.

SIN LABORATORIOS

A diferencia de la escuela pública, la privada ofrece adicionalmente la tecnología que la primera, por falta de recursos y docentes capacitados, no facilita. Según las propias cifras del Ministerio de Educación, el 2008 solo el 6% de los colegios del Estado tenía suficientes computadoras en sus laboratorios de computación. En el área rural el porcentaje se reducía a un 3%. Incluso, hasta ese año, había todavía un 44% de escuelas rurales sin servicio de electricidad.

“Yo creo que ahora el principal problema de la educación es la definición de prioridades. Se debería dar más oportunidades a los grupos históricamente postergados”, señala Cueto, y pegunta: “¿A dónde se irán los mejores profesores? No se irán a los colegios más alejados”.

En la definición de prioridades está la clave. Hugo Díaz también cree que se necesita más presupuesto. Inevitable comparación de una meta concreta: para el 2018 la meta del Ministerio de Educación de Chile es que todos los estudiantes que terminen el colegio cuenten con certificación internacional del idioma inglés. El sector de ese país ha calculado que esto repercutirá en el incremento en un 1% de su PBI. Y para eso necesitará gastar (ellos llaman invertir), y lo hará. El Perú invierte 354 dólares al año por alumno, Chile 1.350, la Unión Europea más de 4.000 dólares.
Por: Nelly Luna Amancio, El Comercio.

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