domingo, 5 de septiembre de 2010

♣ ROSA DE SANTA MARÍA EL COLEGIO OLVIDADO

El colegio olvidado 
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En medio de la fiebre restauradora de las grandes unidades escolares, el colegio Rosa de Santa María sufre una larga espera. El plantel –incluido en el Programa Nacional de Recuperación de estas instituciones– fue demolido el 2009 para dar inicio a las obras que debieron estar culminadas antes del inicio del año escolar. Ahora sus alumnas, más de tres mil, están repartidas en once locales de Breña, entre el hacinamiento, ambientes inseguros, delincuencia y la incertidumbre, y nadie se atreve a decirles cuándo volverán a sus verdaderas y tanto tiempo prometidas aulas.

Por Cynthia Campos 
fotos Juan Pablo Azabache
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Si es cierto que el Perú avanza, por aquí pasó de largo sin inmutarse. No son damnificadas del terremoto de Pisco, pero estudian en módulos en los que no se puede conectar un televisor para explicar una clase; no hay enchufes. No están en un pueblo joven, pero el salón de profesores es un improvisado cubículo: las paredes, un par de armarios y el techo, una pizarra maltrecha. Aquí estudian las alumnas de lo que un día fue el Primer Colegio Nacional de Mujeres Rosa de Santa María, en Breña. Tras 83 años de su fundación, “el Rosa” no sufre los estragos del tiempo, pero sí la insospechada precariedad de la modernización educativa.  

En enero del 2009, el colegio fue incluido en el Programa Nacional de Recuperación de las Instituciones Públicas Educativas Emblemáticas y Centenarias, una iniciativa estatal para modernizar y reforzar la infraestructura educativa de 20 colegios en Lima y Callao, y otros 21 del interior del país. 250 millones de soles fueron destinados para tal proyecto. La empresa que se adjudicó las obras del Rosa de Santa María era la constructora DH Mont. Iniciado el año escolar 2009, sus más de tres mil alumnas fueron informadas de que debían ubicarse en otros ambientes dentro del propio plantel para facilitar la remodelación. Es decir, hacinarse en la mitad del plantel mientras la otra mitad era refaccionada. 

“Hasta allí se podría decir que todo iba normal. Nosotras aceptamos, nos dijeron que reforzar estructuras y remodelar iba a tomar solo unos meses. Pero luego nos salieron con que debíamos irnos porque el colegio tenía que ser demolido. ¿Cómo se explica esto? ¿Acaso no tenían el proyecto claro desde un principio?”. Quien se queja así es la profesora de literatura Julia Huamaní. Junto a sus alumnas, ella sufrió desde un inicio este primer impasse. Soportó el polvo y el ruido de las grúas en pleno dictado de clases. Pero lo peor estaba aún por venir. 

“No es solo que derrumben el colegio así por así. Lo peor es que nadie nos dice cuándo será terminado. El año pasado nos aseguraron que para el próximo aniversario de nuestra institución (la semana que pasó) ya estaríamos instaladas, pero vemos el lento avance de las obras y no hay forma de que el colegio esté listo ni siquiera para el próximo mes”, reclama la docente. En efecto, la construcción aún dista mucho de ser un edificio habitable y las alumnas tuvieron que celebrar su aniversario con una actuación en la calle.

Alumnado esparcido

Hoy, alumnas y maestras de este plantel están  repartidas en once locales distintos. En unos casos varias secciones comparten la misma aula. La primaria del Rosa de Santa María, explica su director, Pedro Calderón Castillo, funciona en cinco locales: en el tercer piso del colegio Beatriz Cisneros (de niños especiales), en el CEO Cromay Folklórico de Breña, en el instituto educativo Pronnoepsa, en un inmueble frente al colegio Chavín y en Escuela Activa.  La secundaria está esparcida en seis colegios. Una parte en Mariano Melgar, otra en Micaela Bastidas, Yolanda Prieto, María de La Providencia y Luz Casanova, además del complejo Nicolini. Hoy, los padres de familia denuncian que el colegio cobra siete soles mensuales a cada alumna por concepto de alquiler de los locales que no son del Estado, como consta en el cuaderno de control de una de las alumnas que estudia frente al colegio Chavín. Las autoridades del plantel niegan esta versión. 

Lo que dijo Defensa Civil 

“Por supuesto que estamos incómodos, pero así estamos todos. Yo no tengo oficina. Hay que agradecer a las instituciones que nos han cobijado, pero eso va a ser solo por un tiempo, hasta que nos entreguen las aulas. Solo hay que tener un poco de paciencia”, dice el director Pedro Calderón, quien asegura que el expediente técnico de las obras sí indicaba que el colegio debía ser reconstruido. 

Otra es la versión de Víctor Raúl Díaz Chávez, viceministro de Gestión Institucional. Él indica que se trataba de un colegio que no tenía planos. En el camino surgieron los llamados “visos ocultos”, es decir, los obstáculos que no se esperaban. El proyecto original era remodelar, pero luego se descubrió que los cimientos eran débiles, que el material de las columnas era muy pobre”. Por eso, explica, el primer proyecto fue declarado inviable. Se resolvió el contrato con la constructora, se rehizo el proyecto y se gestionó un nuevo presupuesto ante el MEF. Ahora la inversión es de S/. 12 millones, 4 millones de soles más que el presupuesto inicial. El nuevo expediente técnico, al que alude Calderón, fue hecho por ingenieros de la PUCP. El documento precisa que sí se debía demoler el colegio. Esta opinión contradecía a Defensa Civil, entidad que luego del terremoto del 2007 inspeccionó el local y concluyó, según los padres de familia, que no significaba un riesgo para el alumnado y que no era necesario demolerlo.

Calle y delincuencia

Hoy, las alumnas estudian entre la incomodidad y la incertidumbre, y a merced de la delincuencia. “Yo iba caminando, saqué mi celular para contestar y me lo arrancharon”, cuenta Vanesa Gonzales (16), alumna de quinto de secundaria. A su lado, su compañera Leonela Araujo llama la atención sobre la inseguridad en la que estudian. “Imagínate que haya un terremoto. De acá no hay cómo escapar, estamos todas ajustadas”, dice. La profesora Doris Ríos añade: “Los profesores de educación física hacen sus clases en los parques, y de pronto aparecen tipos que se quedan mirando a las niñas. Una vez hubo un problema con uno que estaba asediando a una de ellas”. 

La esperada pregunta: ¿hasta cuándo Leonela y Vanessa tendrán que seguir esperando? Según el director Pedro Calderón, el avance de las obras sigue un cronograma que hasta el momento se ha respetado. “El colegio tendría que ser entregado el 30 de setiembre, pero cuando realizamos una visita con la congresista Mercedes Cabanillas, ex alumna del Rosa, el ingeniero de la obra nos dijo que para noviembre. Hay que tener paciencia”, dice Calderón. En medio de la garúa, la humedad, el frío y la inseguridad, alumnas y maestras del Rosa ya se cansaron de ser mecidas. La República.

2 comentarios:

  1. gracias por la ayuda tenia q hacer mi trabajo para el jueves

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  2. 0la mi n0mbre es angye limas del 4to "0" y s0y kandidata para alxaldeza y em gustaria que apresuren la reconbstruccion del colegi0 ya que se nos dijo supuestamente que se nos iba entregar en setiembre y resulta que toavia ni si quiera lo terminan...

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